¡ Ponte, mesita !
¡ Ponte, mesita !
Extrait
(Anagrama, 2014)
Traducción de Javier Albiñana
« La primera vez que vi a mi padre disfrazado de chica tenía yo siete años. Al volver a casa vi dirigirse hacia mí por la acera a una mujer calzada con altas sandalias rojas, un abrigo ligero, tal vez de seda, en cualquier caso brillante, flotando tras ella, pero lo más excepcional eran sus greñas oxigenadas, los enormes pendientes que danzaban, los párpados azul vivo y moteados. Estaba tremenda, parecía Laura Van Bing en Crucifixión o Crusoë Kiki en su « danza frenética ». No lo reconocí enseguida. Habitualmente llevaba chaqueta ».
« ¡Ponte, mesita! es el título de un relato de los hermanos Grimm que Anne Serre adapta y pervierte en esta fascinante fábula amoral. Una deliciosa y perturbadora fantasía erótica que la autora sitúa bajo el influjo del Marqués de Sade, pero que también bebe de la prosa de Georges Bataille y su espléndida Historia del ojo. La mesa del cuento de los autores germanos, que se colma de manjares al pronunciar las palabras mágicas, es el escenario principal de la novela, el centro de la casa familiar de la rue Alban-Berg, en el que sus habitantes dan rienda suelta a sus más bajos instintos: «Ni mucho menos pretendo hacer aquí una apología de los vínculos sexuales entre familiares: soy consciente de que es un tema sumamente delicado», escribe sucintamente la narradora.
La novela se lee en un suspiro, la pluma de Serre, irónica y juguetona, nos sumerge en la atmósfera de los cuentos infantiles, donde lo real se transfigura y transitamos un espacio sin ley. En este cuento fascinante y terrible encontraremos un ogro lobuno, Pierre Peloup, que devora a los niños, y una familia que vive al margen de los tabúes occidentales: la pedofilia, el adulterio y el incesto. Pero en la novela su protagonista narra también la dolorosa expulsión del paraíso de la infancia, los avatares de un cuerpo que en su tránsito a la edad adulta hallará refugio en la palabra y, sobre todo, en la literatura ».
Anagrama